Te haz preguntado en algún momento de tu vida ¿Qué quiero? ¿Cómo me veo en 5, 10 o 15 años Seguramente sí, pero ¿cuándo fue la última vez que lo hiciste?
Acaso fue en primaria cuando te preguntaron:
¿Qué quieres ser cuando seas grande?
¿Cómo te ves en 20 años?
¿Te vez casado con hijos o siendo futbolista o bailarina profesional?
Seguro hasta te hicieron hacer un dibujo, que representara tu futuro.
Pues que crees, eso es la visualización. Inconscientemente tu cerebro trabaja para día a día lograr ese sueño. Pero a diferencia de ser niño donde tienes factores externos como tus familiares que toman decisiones por ti, ahora estas del otro lado, donde tú llevas la batuta. Haz a un lado los patrones de porque tu familiar te dijo que lo hicieras tu lo tienes que hacer.
Te invito a hacer el siguiente ejercicio:
Imagina un árbol muy frondoso. Con su ancho tronco y una raíz bien cimentada.
Pensemos que la raíz representa tu persona, tu ser, tu cuerpo y alma.
¿Qué necesita para crecer? Necesita nutrientes como la educación, el ejercicio, la oración y la sana alimentación.
El tronco, por otro lado, imagina que son tus acciones y decisiones. Según como te hayas nutrido y lo que hayas aprendido va creando un tronco más grande y firme.
Las ramas por su parte, representan las metas alcanzadas, las consecuencias y frutos de tus decisiones.
Si no tienes claro que quieres, no esperes tener una raíz que pueda cargar con un tronco estable y con frutos convincentes. A cambio una raíz bien cimentada al igual que una mente segura nos ayuda a lograr las metas que nos proponemos.
Pero entonces si me siento perdido, ¿ya valí?
Por supuesto que no, posiblemente estas en etapa de cambio.
¿Qué pasa cuando llega un cambio de estación?
Si pasar del verano al otoño, causa un impacto muy notorio en el árbol.
Imagínate lo que le puede causar al ser humano cambiar de soltero a casado o a tener hijos.
Somos seres humanos, somos seres cambiantes, las distintas etapas nos transforman de la misma manera que cambian los árboles. Pero si estamos firmes de quien somos, la raíz no tiene porque romperse, solamente se va haciendo más fuerte.
Date tiempo para volver a preguntarte…
- ¿Qué me gusta?
- ¿Qué quiero hacer?
- ¿Qué quiero lograr en 5, 10 y 15 años?
- ¿Cómo es un día perfecto para mí?
- ¿Qué me divierte? ¿Qué me motiva?
Decidas lo que decidas, recuerda que todo se vale, excepto quedarte donde mismo. ¿O acaso los arboles siempre se quedan iguales?
Para finalizar te dejo este fragmento de la película de Alicia en el país de las maravillas, analiza más a fondo su diálogo con el gato sonriente.