Estos días he tenido la oportunidad de conocer a grandes mujeres que no solamente son exitosas profesionalmente, también tienen unas familias hermosas. Y lo primero que me pregunto es… ¿cómo le hacen?
Cuando eres soltera tu mundo gira en torno a tu crecimiento personal y profesional. Y si tienes novio, visualizas tu vida con él, etc.
Cuando te casas, tu vida empieza a tener ligeros cambios, como responsabilidad de un hogar y del cuidado de un matrimonio. Son cambios pequeños pero se puede decir que tu crecimiento personal y profesional sigue siendo parte de tu éxito.
AAAAAA pero cuando te vuelves madre!!!!! A SU MADRE! Es una BOMBA!!!!! La vida te da una sacudida, que por un lado es lo más divino del mundo, pero por otro lado, es una constante montaña rusa de emociones. No sabes si lo que estas haciendo está bien o está mal. Escuchas opiniones y sugerencias de Reymundo y medio mundo, que te revuelven y te hacen dudar si lo que estas haciendo está bien o está mal. Tu tiempo se vuelve una donación a tu hijo, y luego no sabes porqué no tienes ni tiempo de bañarte, arreglarte, hacer de comer, trabajar o pensar.
¡Terminas agotadísima! Y el solo pensar que tu día se te fue en lactancia, repitiendo al bebé y cambiando pañales. ¡Quieres llorar!
UUUYYYYYY y que ni llegue el esposo preguntando ¿pero qué hiciste en todo el día?
Esta comprobado científicamente que existe una etapa de post parto y que neurológicamente el cerebro toma un tiempo en volver a estabilizarse, pasamos por un desajuste hormonal que muchas veces cuesta entenderlo o controlarlo.
Adicional a esto, cada vez que te separas de tu bebé te invaden sentimientos de culpa o temor. Remordimiento por dejarlo o desanimo por no saber ni qué hacer.
Gracias a Dios todo esto pasa y cada vez las cosas fluyen mejor. Pero se trata de concentrarte en un día a la vez, subir un escalón a la vez, porque si ves toda la escalera sientes que no vas a poder.
El trabajar, escribir, meditar o rezar son prácticas que ayudan a nuestra mente a despejarnos y nutrirnos en otras áreas. Todo es bueno siempre y cuando te de paz y armonía a tí misma. Te dejo estos puntos que te pueden dar mucha paz en tu día a día.
- Respira profundo, confía y suelta eso que aveces quieres controlar al 100%.
- No te compares ni con otras mamás ni con tu esposo.
- Haz una introspección. Enfócate en ti misma, en lo que te gusta y en lo que quieres para tí.
- Observa, escucha y conoce a tus hijos desde ahorita que son bebés.
- Felicítate de vez en cuando. Por aquellos pequeños detalles que vas logrando día con día.
- Sé una mamá presente, y presente en sus 5 sentidos.