¿Cuál ha sido tu mejor negociación?
Cuando me hicieron esta pregunta, no pude evitar pensar en negociaciones que tuve en mi carrera profesional. Especialmente una con unos empresarios americanos.
Pero después pensé en mi día a día como mamá. Y no quise dejar pasar este momento para contarles que las mejores negociaciones las tiene mi hija de 3 años. Y lo más increíble es que se la juegan al todo.
Vamos a desglosar la siguiente negociación.
- Mamá: Nos quedan 5 minutos. Escojan un último juego.
- Hija: Vamos a hacer un trato. Columpio y resbaladero.
- Mamá: Ok
- Hija: Mejor, Columpio, resbaladero y llanta
- Mamá: Ok
- Hija: yasé, columpio, resbaladero, llanta y escalar.
- Mamá: ¡Pero ya escalaste!
- Hija: A si ok, entonces solo columpio, resbaladero y llanta.
La técnica de los 5 minutos es para darle oportunidad de escoger sus últimos juegos.
Pero lo que busco con este artículo es ver la negociación con la que se la juega una niña.
¡Van por todo, sin pena!
En la vida hay que jugarla como un niño.
Ir por todo, sin pena y sin miedos.
Total el no ya lo tenemos.
Te comparto otra negociación:
- Papá. Una caricatura en la tele y a dormir.
- Hija: Una caricatura, un cuento, una canción y a dormir.
- Papá: ¿ speechless ?
- No es por nada, pero mi hija lo sacó de onda.
¿Cuántas veces en una negociación, sacamos de onda a nuestra contra parte?
¿Cuántas veces nos limitamos por pena, miedo, o porque creemos que estamos abusando?
Y un último ejemplo…
- Mamá: De comida hay pollito con arroz y guacamole.
- Hija: ¿Porqué pollito? Yo solo quiero guacamole y arroz.
- Mamá: Porque el pollito es lo que te da fuerza.
- Hija: Pero yo no quiero.
- Mamá: Bueno, si no te lo comes no habrá postre. Porque tu pancita no estará fuerte para el postre.
- Hija: ¿Porqué?
Y la conversación sigue y sigue con cuestionamiento.
En una negociación ¿cuánto callamos por pena a preguntar?
¡Preguntemos como niños! Esa curiosidad es la que nos hará crecer.
Y sí, la autoridad es la autoridad. Hay cosas que no podemos cambiar y procesos que debemos respetar. Pero no nos limitemos a negociar.
Y sí, si te toca ser el que pone el alto, quiere decir que eres como el papá o la mamá. Conoces los límites y sabes hasta dónde estas dispuesto a autorizar.
Así que aquí te dejo estos puntos que no puedes olvidar para tu próxima negociación.
- Juégatela como un niño.
- Pregunta lo necesario hasta que te quede claro cada lineamiento.
- No te límites por pena o miedo.
- Conoce tu contra parte, sus gustos y necesidades.
- Pero sobre todo haz todo lo posible por llegar a un acuerdo de ganar – ganar.
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