Fue por un grupo de redes sociales por donde llegué con Ana Novelo. En el grupo la recomendaban por ser excelente maestra de violín para niños chiquitos.
Mi niña solo tenía 2 años y medio, pero era la edad mínima para tomar la clase.
Siempre me ha gustado todo lo relacionado con la música, la danza y el arte. Y se me hizo una oportunidad increíble que mi niña comenzara a conocer el violín.
El tiempo que estuvimos con Ana fue increíble, las mamás jugábamos un rol muy importante, teníamos que aprender a tocar el violín para que después nuestros hijos nos imitaran. La metodología es conocida como Suzuki, y Ana estaba certificada. Lo bonito de dicho método es que los niños aprenden de manera natural, así como aprenden a hablar, poco a poco, con consistencia, rutina y por supuesto el maestro y sus papás.
Después de varios meses tuvimos que dejar las clases cuestiones personales de la maestra. Pero lo increíble sucedió después de esto…
Cuatro meses después de haber dejado las clases de violín, mi niña sacó su instrumento y sola comenzó a tocar lo que le había enseñado la maestra. Notas muy sencillas, basadas en juegos y rimas, pero incluso se acordaba del nombre de las notas y de las partes del violín.
No me queda duda que los primeros seis años de vida son la etapa sensible, tal como lo mencionaba Maria Montessori. Y no se trata de saturar de actividades a nuestros hijos, pero así como estimulamos la motricidad fina y gruesa, también podemos incitar a desarrollar los aspectos musicales, sociales, intelectuales, religiosos y familiares.
La historia no termina aquí… Después de meses de no haber tocado un violín, volví a tocarlo de manera muy natural, tal como cuando aprendí. Esa conexión que tuvimos mi niña y yo la revivimos el momento en que comenzamos a tocar nuevamente.
Ana Novelo es madre de dos hijos, maestra en un colegio privado y participa en bodas o eventos como violinista.
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